Vaya Ud. a saber

Un deporte redondo

Desde cualquier coche o autobús, en cualquier ciudad o pueblo de cualquier país del mundo, verás esa imagen pasar a través de tu ventanilla. Están en los parques, en todos los colegios, bajo un nudo de autopistas o improvisada en cualquier superficie de cemento, arena o hierba. Son sólo canchas de fútbol; pero hay algo mágico en ellas. No las pierdo de vista, estén vacías o no, y siento una nostalgia lúdica que me lleva a soñar de nuevo con ser un niño que quiere ser futbolista.

No sé qué tiene este deporte que tanto atrapa. Divertido de jugar y divertido de verlo, es quizás su complejidad – el uso de los pies – lo que lo hace tan mágico. Pero todo cuenta; la afición, el trabajo de equipo, la lucha estratégica, la batalla sobre la cancha; ese ajedrez humano de movimientos tácticos y técnicos que luchan por conseguir la unidad básica del fútbol: el gol.

Da igual que jueguen cinco, veintidós o treinta. Da igual que se juegue en el Santiago Bernabéu o en una cancha improvisada en mitad del desierto, como bien describe Jorge Valdano para Líbero analizando la foto que acompaña este texto. La pasión, la sensación de que en ese momento no importa nada más que controlar bien la pelota, acertar el pase o marcar el gol, es un sentimiento magnífico; tanto, que es imposible de explicar si no se tiene, como una patada en las partes, como la menstruación, como una enfermedad incurable, como la fe.

Un 26 de octubre de 1863 –  tal día cómo hoy pero hace 150 años -, una taberna londinense fue el lugar elegido por 11 clubes ingleses – bonito número – para redactar el primer reglamento del fútbol que conocemos hoy en día. Allí, en la Freemanson’s Tavern, situada en la céntrica Great Queen street, se unificaron los criterios de este deporte, así como su nombre – football -, y se redactaron una serie de normas que, pese a haber variado bastante, sentaron las bases de este deporte tan coronado y universal.

Este es mi pequeño homenaje.

futbolpuro

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